Invaders must die – The Prodigy

Por Israel Calzadilla

Se rompieron cinco años de silencio. Los maestros del electro punk han vuelto. El controversial, ruidoso y enérgico trío británico -Liam Howlett, Keith Flint y Maxim Reality- han levantado una vez más la bandera de la innovación y la creatividad, algo que no ocurría desde el legendario álbum The Fat of the Land lanzado en 1997. Recordemos que el álbum Always Outnumbered, Never Outgunned no contó con la participación directa de Flint ni Maxim.

Aunque la banda toma pocos riesgos todos dieron fruto en esta oportunidad. The Prodigy es como AC/DC: ya sabes que esperar de ellos y ten por seguro que será algo bueno. A pesar de tener una fórmula de trabajo, dentro de esa estructura la banda crea una atmósfera única y desafiante donde no hay conformidad en la elaboración de sus temas.

Esta producción, la quinta de la banda, es un regreso a las raíces y la búsqueda de un sonido más agresivo del que lograran en su anterior disco. Probablemente, como consecuencia, reviva la escena rave con este álbum.

Un punto interesante son los colaboradores que presentan en este trabajo: Dave Grohl (Nirvana, Foo Fighters) se apodera de la batería en el tema “Run with the wolves”, mientras que James Rushent (Does It Offend You, Yeah?) coproduce dos tracks del álbum.

The Prodigy decidió actualizar su sonido sin perder la agresividad que los caracteriza. Invaders must die te pateará de entrada con fuertes beats y un enfático “We are The Prodigy”. Lo demás es historia.

A Favor: Con que arranques el disco serás aplastado por el tema que le da nombre al álbum, el cual marca la pauta para todo el trabajo. “Omen” y “Thunder” son dos bombas de decadencia antisocial con mucha credibilidad, relevos seguros del clásico “Smack my bitch up” y perfectas para abrir un concierto. Por su parte, “Warriors dance” recuerda viejos temas de tiempos más rave y desnalgues en vivo, mientras “World’s on fire” suena a lo mejor de los 90.

“Colours” cuenta con excelentes letras de Keith y un destacable trabajo en los teclados. “Take me to the Hospital” le hace honor a su nombre, una versión “pimpeada” de lo mejores beats de la década pasada.

En Contra: Invaders must die no funcionará para aquellos que nunca han sido simpatizantes de la banda o para quienes esperaban un disco experimental y diferente. Quizás “Stand up” sea un poco extraña en comparación con el resto de los temas, por lo que necesita más atención que el resto.

Veredicto: Invaders must die es exactamente lo que quieres en un disco de The Prodigy: actitud cara a cara, incisivo, agresivo, ingenioso, pegajoso y con una producción de mucha altura.

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