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Fotos: Daniel Novoa (@ruidoblanco)
Reseña: William Padrón
Pasaron casi 19 años para que Andrés Calamaro volviera a Venezuela. No es que existan recuerdos memorables de su venida con Los Rodriguez, pero entre el mito urbano y la creciente fanaticada todo el imaginario e historias alrededor del argentino terminan por cruzarse y gestar una solemne visita.
Calamaro tiene la particularidad de conectar con su público a través de letras sentidas, guarras, punzo penetrantes y el saberse un poeta maldito en español. No importa el nivel de arrogancia con el que Andrés sepa asaltar la tarima o que su voz falle de tanto en tanto, el poder de conexión de sus temas hace del intérprete y compositor un show admirable.
Y fue eso lo que se vio en la CIEC de La Universidad Metropolitana, una multitud que superaba los 25 años, apoyando a su ídolo argentino, digamos que todos esperaban un buen porcentaje de temas de los más conocidos y Calamaro se llevó la dosis equilibrada de conocidas y su intento por demostrar que tiene más repertorio del que se espera.
“Output-Input”, “Mi enfermedad”, “Estadio Azteca”, “Paloma” y por supuesto “Flaca” fueron los más coreados y aplaudidos.
Candy Caramelo (Bajo), José “Niño” Bruno (Batería), Alberto “Tito” Dávila (Teclados), Julian Kanevsky (Guitarra) y Diego García (Guitarra) acompañan a Andrés en su gira. Una banda que sabe compactar la manera de interpretar de Calamaro y le da solidez a un show soportado en la adrenalina e inteligencia con la que el ex Los Rodriguez sabe desenvolverse.
Rock and roll, tango, rancheras, dub, algo de bolero, blues, la fiesta, comunión sonora y toda la CIEC conspirando contra el mal augurio del sonido que suele tener la acústica del sitio, fue parte de lo que se mezcló en la avidez de los presentes. Alcohol incluido, olor a humo coleado contra la seguridad como parte del ritual que rodea al sr Calamaro, daban rienda suelta al hedonismo sentimental, una forma de vivir la decadencia espiritual que Andrés profesa en sus canciones y fue alimento del alma para muchos de los asistentes.
No existe mayor honestidad sonora que la de Calamaro, sabe desgarrarse, usa pequeñas formas de petulancia humana para dosificarlas con humildad disfrazada de egocentrismo que disminuye entre aplausos. Siempre se le agradece el ser un gran compositor, apegado a las fronteras de la verdad, a rato intolerable, pero un ser capaz de esgrimir su pasión en tarima y demostrarle a la audiencia que reconoce un aplauso honesto y una falsa recompensa.
“Tengo muchos hermanos y una sola novia: libertad”
. Una de sus frases bien recibidas al finalizar el toque.
Invocando esa honestidad brutal de Calamaro, nos gustaría que volviera, pero de alguna forma quedó demostrado que no es un artista masivo en nuestro país y que sus costos no son para andarse cada gira en Venezuela.
Fue un buen show, reducido, si comparamos el estatus de artista latinoamericano que lleva sobre sus hombros y que se evidencia en otros países. El Calamaro es un grande de la tarima pero su intento folklórico, su lengua popular y su grandilocuencia artística empaquetada en la honestidad de sus palabras aún le falta reclutar mas adeptos para hablar de una vuelta cercana.
1. Los Divinos
2. Jumping Jack Flash (The Rolling Stones )
3. Rock Perdido
4. Carnaval de Brasil
5. Revolución Turra
6. Nunca es Igual
7. Más Duele
8. Output-Input
9. Comida China
10. Todos Se Van
11. Mi Gin Tonic
12. Tuyo Siempre
13. All You Need Is Pop
14. Mi Enfermedad
15. Todavía una Canción de Amor
16. Para Seguir
17. Me Envenenaste
18. Te Solte La Rienda (José Alfredo Jiménez)
19. Algún Lugar Encontraré
20. Te Quiero Igual
21. Los Chicos
22. Ansia en Plaza Francia
23. Hey Joe (Jimmy Hendrix)/Alta Suciedad
24. Paloma
25. Estadio Azteca
26. Crímenes Perfectos
27. Flaca