Por Luis Bond
300: El origen de un imperio, sigue relatando la invasión persa que inició en 300, pero esta vez desde el punto de vista de Grecia. Su protagonista es el General Temistocles (Sullivan Stapleton), un gran estratega y considerado por todos un héroe de guerra por haber asesinado al antiguo rey persa y padre de Xerxes (Rodrigo Santoro). Gracias a estas acciones entendemos el odio de Xerxes por Grecia y su sed de destruir todo a su paso. La línea de esta historia ocurre paralela a la de 300: mientras que Xerxes pelea en las Termópilas con el ejército de Esparta, Temistocles debe enfrentarse a la mano derecha de Xerxes, la terrible y seductora Artemisia (Eva Green). De esta forma, 300: El origen de un imperio se ubica, narrativamente hablando, antes, durante y después de la batalla que todos presenciamos en 300. Más allá de ser una “secuela”, es como una película que acompaña a la original, complementando la historia y dándonos otro punto de vista más interesante de todo el conflicto entre persas y griegos. El film no sólo desarrolla en profundidad cuestiones como el nacimiento de Xerxes, también ahonda en las consecuencias que la batalla de las Termópilas tuvo para toda Grecia. Gracias a esto, entendemos por qué Esparta va a luchar sola contra Xerxes y como su sacrificio unió a toda Grecia en la lucha contra los persas.
Lejos de querer ser una imitación de su antecesora, 300: El origen de un imperio se separa narrativa y estéticamente hablando de la película de los espartanos. Esta historia es mucho más terrenal y política que la anterior. De hecho, mientras que en 300 hay Oráculos, Xerxes se pinta como un dios y los persas traen consigo criaturas sobrenaturales, en 300: El origen de un imperio se desmitifica por completo la figura de Xerxes, careciendo de todo el ropaje mitológico que la narración anterior tenía. Esta nueva entrega es mucho más violenta, con más sangre, decapitaciones, desmembramientos y demás. Las peleas son más grandes, las coreografías más elaboradas, muy lejos de la puesta en escena austera de 300, este nuevo film es más pomposo gracias a que casi todo se desarrolla entre barcos y grandes ciudades siendo destrozadas lo cual es un gran acierto. A pesar de eso, cierta puesta en escena se mantiene para no romper de todo el código que la saga traía (muchos planos secuencia, cámara lenta, música épica y demás). Aunque el director de esta nueva entrega (Noam Murro) se estrena en este género, la calidad de la película se mantiene por ser la producción de la misma a cargo de su antiguo director Zack Snyder. Lo mismo sucede con el guión que corre por cuenta de Snyder y Kurt Johnstad, ambos responsables de escribir 300. Sin duda alguna, no defraudará a los fans: valió la pena la espera.
Lo mejor: Eva Green con su papel pasa a ser una de las mejores antagonistas del cine contemporáneo. El hilo narrativo de la historia y cómo se une con 300. Las diferencias visuales y narrativas que la hacen mantener el espíritu de su predecesora y al mismo tiempo ser diferente.
Lo malo: A pesar de su buen desempeño, Temistocles no llega a estar a la altura de Leonidas como protagonista épico. La sangre se ve muy falsa, por momentos parece una película de Tarantino (y no en el buen sentido). El 3D es casi inexistente.
Veredicto: 300: El origen de un imperio es una digna sucesora de 300. Contiene todos los elementos de su predecesora y de cualquier mito griego (batallas y personajes épicos, acción, sangre, sexo y venganza). Si 300 es un 5/5, 300 el origen de un imperio tiene un 4/5.